"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

Un tribunal italiano ordena inscribir en el registro un matrimonio entre personas del mismo sexo celebrado en otro país

Importante sentencia la que ha emitido un tribunal de Grosseto, en Italia, que ha ordenado inscribir en el registro civil de la ciudad el matrimonio de Giuseppe Chigiotti y Stefano Bucci, una pareja gay casada en Nueva York. Se trata de la primera vez que un tribunal italiano ordena expresamente la inscripción de un matrimonio entre personas del mismo sexo en un país en el que no existe perspectiva alguna de aprobación del matrimonio igualitario por vía legislativa. La sentencia será en cualquier caso recurrida.

Giuseppe Chigiotti, arquitecto de 68 años, y Stefano Bucci, periodista de 57, contrajeron matrimonio en Nueva York en diciembre de 2012. Tras la negativa del funcionario del registro civil de Grosetto (Toscana) y asesorados por el abogado Claudio Boccini, decidieron recurrir a la justicia, que por el momento les ha dado la razón. La sentencia (que puedes leer aquí) esta firmada por el juez Paolo Cesare Ottati, que basa su argumentación en el hecho de que el matrimonio entre personas del mismo sexo celebrado en el extranjero no es ajeno al ordenamiento jurídico italiano, al existir ya una sentencia previa de la Corte Suprema de Casación italiana, en concreto la nº 4184/2012, referida a una pareja gay casada en Holanda a la que se le reconocía su “derecho a una vida familiar”, a “vivir libremente una condición de pareja” y a beneficiarse de un “trato homogéneo al que la ley asegura a la pareja casada». Esto, unido al hecho de que la legislación referida a los matrimonios celebrados en el extranjero no haga referencia expresa al sexo de los contrayentes, le resulta suficiente al juez para considerar que el registro de Grosetto debe proceder a la inscripción del matrimonio como si de una pareja heterosexual se tratase.

Como era de esperar la noticia ha generado toda una cascada de reacciones. El alcalde de Grosetto, Emilio Bonifazi (Partido Democrático) está dispuesto a inscribir el matrimonio, tal y como la justicia ha ordenado, y de hecho se ha mostrado satisfecho por lo que a su juicio constituye un «precedente histórico para el reconocimiento de las parejas del mismo sexo en Italia». Por el contrario el procurador jefe de Grosetto, Francesco Verusio, ha anunciado que recurrirá la sentencia argumentando precisamente que la sentencia de la Corte de Casación de 2012, que reconocía derechos a la pareja casada en Holanda, consideraba que el reconocimiento expreso de su matrimonio era imposible de acuerdo al ordenamiento jurídico italiano vigente en la actualidad. Nosotros mismos, cuando recogimos la noticia en 2012, hacíamos alusión a que la Corte de Casación en efecto no ordenaba la inscripción del matrimonio como tal. También nos referíamos a la circular 55 de octubre de 2007 emitida por Giuliano Amato, el entonces ministro de Interior italiano, que ordenaba no reconocer las uniones entre personas del mismo sexo contraídas por italianos en el extranjero.

La sentencia de Grosetto también ha merecido la condena de políticos homófobos, como el senador Carlo Giovanardi, que ha acusado el juez Ottati de creerse «el ombligo del mundo» y de «inventarse una norma» al margen del Parlamento. Y como no podía ser menos también la Conferencia Episcopal Italiana ha cargado contra el juez. «El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, que de forma pública y estable se unen con una apertura a la vida y a la educación de los hijos. El intento de negar esta realidad por vía judicial supone un desgarro, una peligrosa huida hacia adelante de carácter fuertemente ideológico. De esta manera se reduce el espacio para la confrontación abierta y leal entra las distintas visiones que se dan en nuestra sociedad plural», expresan en su comunicado los obispos italianos.

Por el contrario, activistas LGTB se han felicitado de lo que consideran un importante precedente en un país cuya situación política hace inviable la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Habrá que ver qué recorrido tiene finalmente lo ocurrido en Grosetto, pero de lo que no duda cabe es de que si en Italia se producen avances significativos hacia el matrimonio igualitario estos solo pueden venir por vía judicial.

Comentarios
  1. Oscar

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