Para acabar
A mis compañeros y amigos de dosmanzanas
Uno piensa en Cuba y en literatura LGTB y le vienen a la cabeza tal cantidad de nombres gloriosos que han formado parte de su vida, de su cultura, de su formación y hasta de su identidad que se vuelve casi loco. Tantos escritores mayúsculos, de esos a los que uno les hace un altar y les reza cada noche. Mañana hablarán de nosotros. Antología del cuento cubano (Editorial Dosbigotes) está lleno de pájaros (desde la portada). El prólogo imprescindible de Norge Espinosa establece el marco de referencia para situar a estos autores (unos ya conocidos de sobra por el que suscribe, otros a descubrir gracias a la excelente selección de Michel García Cruz, que además se descuelga con un cuento brillante: Por qué las hojas muertas). Y luego empieza el goce: nada más abrir el libro, Abilio Estévez, uno de mis escritores favoritos de todos los tiempos, así sin anestesia. Y empieza el calor, y la selva, y los animalitos, y la laguna de barro, y el descubrimiento… Y ya es un no parar.
Anotamos los nombres de todos los participantes en esta antología imprescindible en cualquier biblioteca que se precie: Consuelo Casanova, Abilio Estévez, Nonardo Perea, Efraín Galindo, Jorge Ángel Pérez, Raúl Flores Iriarte, Gleyvis Coro, Luis Alfredo Vaillant, Yusimí Rodríguez, Ernesto Pérez Chang, Julián Martínez Gómez, Ahmel Echevarría, Michel García Cruz, Carlos Pintado, Rubén Rodríguez, Yoandy Cabrera, Anna Lidia Vega, Luis Yuseff, José Félix León, Pedro de Jesús.
Para acabar con Eddy Bellegueule, de Édouard Louis (Salamandra) es quizá una de las novelas que más me ha impresionado en los últimos tiempos. No solo por la historia que cuenta (¿verdad? ¿mentira? me importa un bledo: esto es literatura no física cuántica) que es absolutamente brutal, teniendo en cuenta que transcurre en Francia y que el chico que la cuenta nació en 1992, sino por el lenguaje en dos registros que utiliza (el lenguaje literario, cortante, seco, poético y el lenguaje hablado de las clases trabajadoras, aún más cortante, más seco y más poético).
Y es brutal porque es como si desde espacios de nuestro entorno nos estuvieran gritando que no vale de nada, que no hemos hecho nada, que la homofobia vive a sus anchas en esos espacios no conquistados: la infancia, la escuela, la adolescencia, la familia, la fábrica… que vivimos en un paraíso de unicornios que vomitan arcoíris mientras nuestros hijos sufren un infierno diario en el que se enfrentan al insulto, a la tortura y el que la huida se presenta como un mal menor ante otras posibilidades mucho más funestas.
Para acabar estos Desayunos en Urano que empezaron en 2006 (casi diez años) querría darles las gracias a todos ustedes: si he conseguido que hayan leído algún libro o alguna película de los que aquí les he recomendado me doy por más que satisfecho. Y querría dar también las gracias todos los escritores y editoriales que han confiado en nosotros y a mis compañeros (amigos ya) de dosmanzanas, por tantos años de compromiso y de lucha, por tantos años de cariño.
A ustedes les dejo en buenas manos, otra sección cultural llegará enseguida. Sigan leyendo y viendo cine, no se me despisten.
Un abrazo y hasta siempre.
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Tus comentarios se han traducido en horas de lectura fascinantes, irritantes, emocionantes. Por todo ello también quiero decirte MUCHAS GRACIAS.
Muchas gracias por tu dedicación y trabajo. 🙂
Siii, muchas gracias.
Pues qué pena me da, porque sí, sí que he leído y he descubierto lecturas en estas «páginas». Muchas gracias.
Muchas gracias, un abrazo y nos volveremos a encontrar bajo el arco iris 😉
Muchísimas gracias a ti, Jack… Tus opiniones han sido tomadas en cuenta. Un abrazo.
Nos vemos en los libros, en los cines y en los bares. Gracias 😉