"Si se suman dos manzanas, pues dan dos manzanas. Y si se suman una manzana y una pera, nunca pueden dar dos manzanas, porque es que son componentes distintos. Hombre y mujer es una cosa, que es el matrimonio, y dos hombres o dos mujeres serán otra cosa distinta" - Ana Botella

23º LesGaiCineMad (II): críticas de «Rafiki», «El diablo es magnífico», «Retablo», «Wild Nights With Emily», «1985», «Los ojos llorosos», «¿Cómo te llamas?», «Freelancers Anonymous», «Las hijas del fuego», «It is Not the Pornographer That is Perverse…» y «Bárbara»

La última edición del LesGaiCineMad, el festival de cine LGTBIQ+ más importante de los países de habla hispana, dejó múltiples títulos para el recuerdo. En mi última columna os hablé de la mitad de los largometrajes de ficción presentados, con lo que esta vez voy a hacer lo propio con la segunda tanda.

La keniata Rafiki fue censurada en su país y, con el Óscar foráneo en la mente, terminó estrenándose sólo durante una semana… arrasando en taquilla. Wanuri Kahiu ofrece un sencilla pero efectiva historia del primer amor entre dos chicas (deliciosas Samantha Mugatsia y Sheila Munyiva) enfrentadas por la sociedad y por el hecho de que sus sendos progenitores están enfrentados en unas importantes elecciones políticas. Los sueños por un mundo mejor, un mundo donde el amor nunca sea imposible, marcan gran parte de la narrativa, evocando bellos diálogos ante los que uno siente una mezcla de placidez y frustración.

Cansada (o cansado, según su estado de ánimo) de la hostilidad de París, donde lleva viviendo diez años, Manu Guevara decide regresar a su Chile natal. Pero dos hombres marcan su despedida: un atractivo turista con quien disfruta de una noche de pasión sin futuro por ser incapaz él de aceptar su inusual identidad y un hombre mucho mayor que le propone una estabilidad de la que jamás ha gozado. Los dos extremos del amor —el juicioso y el pasional, ambos insensatos— se cruzan así en el futuro de Manu, quien se interpreta a sí mismo en El diablo es magnífico, una peculiar mezcla de ficción y documental donde Nicolás Videla (que ya estudió la identidad trans en Naomi Campbel, 2013) reflexiona sobre la indefinición del término “gender bender”.

En 1985, Yen Tan adapta su cortometraje homónimo de 2016 sobre el regreso a casa de un joven (correcto Cory Michael Smith, secundario de Carol [crítica]) incapaz de confesar a su conservadora familia que es homosexual y seropositivo. Exquisitamente filmada en blanco y negro, la cinta se antoja demasiado pausada y poco innovadora, pero genera fuertes emociones en el espectador gracias al buen hacer de un reparto donde sobresale la infravalorada Virginia Madsen, candidata al Oscar hace ya 14 años por Entre copas (Alexander Payne, 2004), cuya escena final es sencillamente inolvidable.

La brillante ópera prima de Álvaro Delgado-Aparicio nos traslada al Perú andino, donde los espectaculares paisajes naturales y las coloridos tradiciones contrastan con una homofobia absolutamente terrorífica. El debutante Junior Bejar Roca ofrece una interpretación colmada de fuerza, reflejando en todo momento su mirada el sentir de alguien que está fuera de lugar pero sólo tomará medidas al respecto cuando el peso de los prejuicios recaiga sobre su padre, un hombre condenado a la humillación eterna por algo que no ha elegido. Retablo es bellamente costumbrista pero también crítica y devastadora.

Hace un par de años, la película Historia de una pasión (Terence Davies, 2016) ofreció una hermosa mirada a la vida de la emblemática escritora Emily Dickison, pero fortificando el tópico acerca de su retraimiento. Con Wild Nights With Emily, la siempre ingeniosa Madeleine Olnek (directora de la genialmente absurda The Foxy Merkins, 2013) plantea un retrato muy diferente, optando por la comedia para plasmar el romance entre la poeta y su cuñada, del que derivaron de hecho algunos de los versos más famosos de la literatura. La gran interpretación de la siempre empática Molly Shannon (brillante en el clásico gay Other People, de Chris Kelly, 2016) compensa la evidente falta de presupuesto.

Con Freelancers Anonymous, la realizadora española afincada en Los Ángeles Sonia Sebastián, que se ganó la simpatía del público LGTB con la serie web Chica busca chica (2008, adaptada al cine en 2015: De chica en chica [crítica y entrevista]), vuelve a plasmar una familia improvisada, esta vez en forma de varias desempleadas que deciden apostar por una start-up. La película tiene detalles simpáticos, como el hecho de que ningún varón llegue a pronunciar una sola palabra, pero parece carecer de rumbo fijo, tomándose quizá demasiado en serio a sí misma.

Alice (Manuel García Migani) debe iniciar el tratamiento antirretroviral el propio día de su cumpleaños, pero, a raíz de su visión política de la enfermedad y la medicación asociada, duda en hacerlo. Mientras, su salud se deteriora día a día, en consonancia con su desprecio por sí mismo. En Los ojos llorosos, el debutante Cristián Darío Pellegrini escribe y dirige una historia colmada de emociones controversiales con la que muchos se sentirán identificados. Sobra algo de efectismo, pero las emociones trascienden.

La colombiana Eva + Candela (¿Cómo te llamas?) es una naturalista historia sobre la transformación del amor entre dos mujeres que se juntan a raíz del mismo sueño en común que terminará distanciándolas. La debutante Ruth Caudeli extrae sinceras interpretaciones de Alejandra LaraSilvia Varón en una película sin grandes pretensiones en torno a la complejidad de las relaciones humanas.

La argentina Alberta Cari revolucionó el certamen con Las hijas de fuego, producción abiertamente pornográfica que comienza con una mujer masturbándose, sigue con un coito en pareja y, tras irse sumando toda una serie de curiosos personajes femeninos hasta formar una orgía, regresa al placer de la masturbación en forma aún más gráfica. Entretanto, el guion reflexiona sobre la belleza de los cuerpos desiguales y el goce de ellos derivados, elevándose como un impactante canto feminista que, eso sí, llevó a más de uno a dejar la sala tan acalorado como indignado.

En Bárbara, con la que la cinematografía LGTB venezolana sigue sumando títulos recientes [ver artículo], se parte del clásico Doña Bárbara para seguir a una mujer trans (Alberto Alifa, hombre cis…) que huye por las llanuras tras robar a  su expatrón y amante un misterioso maletín que podría hacer realidad sus sueños de montar un cabaret en las ricas tierras del norte. Entre la dramedia social y el surrealismo, John Petrizzelli presenta una aventura demasiado absurda que tiene en el hipnótico paisajismo su mejor baza.

Finalmente, It is Not the Pornographer That is Perverse…, la última locura sexual del icónico realizador Bruce LaBruce (The Misandrists, 2017), presenta cuatro historias puramente pornográficas rodadas entre Madrid y Berlín con estrellas del porno como Allen King, Colby Keller y François Sagat. Eso sí, entre el sexo puro y duro (bueno, y durante) brota un manifiesto contracultural que vuelve las escenas aún más impactantes. Desde luego, ver algo así en una sala de cine no se olvida.

Hasta aquí mi pequeño análisis de los títulos de temática LGTBIQ+ presentados en el certamen. Si os ha sabido a poco, en El antepenúltimo mohicano he realizado críticas extensas de los que, en mi opinión, son los diez mejores. Como siempre, agradezco al LesGaiCineMad por su extraordinaria labor por y para nuestro colectivo.

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