Emotiva entrevista en «El Mundo» a Rubén Noé, el hombre transexual embarazado

Rubén Noé, el joven transexual de 25 años que ha decidido interrumpir momentáneamente su proceso de reasignación de sexo para ser inseminado artificialmente, dado que todavía conserva los órganos reproductores femeninos, y que actualmente se encuentra embarazado de gemelos, ha concedido una entrevista al diario «El Mundo» que por su interés humano recomendamos leer. Destacamos aquí algunas de sus palabras.

Rubén y Esperanza Ruiz, su pareja, ya tienen decididos los nombres de sus futuros retoños. Rubén señala que a Esperanza le gustaría que fueran niñas, mientras que a él le encantaría que fuesen niños. «Aunque lo que más me preocupa ahora es que esto siga adelante. ¿Qué hay de malo en que, al menos una vez en la vida, los sueños se cumplan?», dice Rubén, cuya vida no ha sido un camino de rosas. Rubén repasa en la entrevista su condición de adoptado y lo doloroso que le resultó saber quien fue su verdadera madre. Repasa también su antigua amistad con el párroco de su pueblo, a pesar de que la religión «no le interesa demasiado», y lo importante que fue para él su maestro. Rubén es epiléptico y al parecer padece una neuropatía que en otras épocas de su vida le ha dificultado la movilidad. El suyo es un embarazo de riesgo, como lo puede ser, por otra parte, el de tantas mujeres epilépticas que deciden quedar embarazadas.

Rubén y Esperanza, separada y madre de dos hijos varones adolescentes, se conocieron en 2003. «Nos presentaron en una cena», recuerda ella. «Yo lo fiché al momento. Era muy divertido y ocurrente. No veía en él a un transexual, aunque sabía que lo era. Nunca me han atraído las mujeres, no soy lesbiana. A mi lado tenía a un tío hecho y derecho. Y me gustaba. Así que me fui para Málaga (donde se ganaba la vida vendiendo cupones de la ONCE) con la idea fija de que, más pronto que tarde, volveríamos a encontrarnos». Gracias a internet mantuvieron el contacto. «Nos contábamos nuestras penas por el chat». Y poco a poco se fueron enamorando, hasta acabar viviendo juntos en la actualidad en la localidad catalana de Berga.

Nunca pensó Rubén en quedar embarazado. Fue a raíz de convivir juntos cuando le propuso a Esperanza tener hijos. «Le dije que, además de mi edad, tengo 43 años, podría quedarme ciega por un embarazo», cuenta ella (Esperanza padece una retinopatía pigmentaria que le ha dejado una visión muy reducida). Fue entonces cuando Rubén lo pensó y le respondió  «yo no digo que lo tengas tú, Espe. Lo puedo tener yo. Es mi última oportunidad. Puedo aprovechar mi cuerpo, todo lo que aún conservo de mujer por dentro, antes de que los médicos me lo quiten para siempre».

«Lo mío es como quien nace con tres manos: mientras las tienes, las aprovechas. Cuando una estorba, la suprimes», dice Rubén. «¿Y la vagina, el útero y las trompas le estorban…?», sugiere el periodista. «Cuando ya haya parido a mis gemelos, sí. Entonces, seré yo, siempre yo, pero de una manera completa», responde Rubén, que es plenamente consciente de que ha sido el hecho de constar todavía oficialmente como mujer lo que le ha permitido ser inseminado.

Rubén sabe también que su decisión ha generado muchos rechazos. «Sé que ahí fuera mucha gente me está esperando para atacarme. Dirán que busco la fama y que al quedarme embarazado lo único que pretendo es salir en los papeles. Allá ellos con su conciencia. La mía hace ya mucho tiempo que duerme tranquila», añade Rubén, quien poco antes de que ocurra el parto tiene previsto casarse por lo civil con Esperanza. «Quiero que sea legalmente la madre de mis gemelos».